La de los cruceros antárticos constituye una modalidad creciente para el puerto de Montevideo que se ha visto recientemente golpeada por el conflicto entre el Sindicato Único de Trabajadores del Mar (Supra) y Katoen Natie, accionista mayoritaria de la Terminal Cuenca del Plata (TCP).
El martes 21, representantes del Ministerio de Turismo, la Administración Nacional de Puertos y la Intendencia de Montevideo recibieron simbólicamente al «Scenic Eclipse» como el primer crucero de la temporada 2025-2026, en los atraques 1 y 2. No obstante, el día anterior, coincidieron en la capital uruguaya cuatro barcos antárticos, uno con pasajeros y tres con escala técnica.
Precisamente, las escalas que estos barcos, con capacidad de entre 100 y 150 pasajeros, realizan en Montevideo son cada vez más frecuentes, afirmó el director de la empresa proveedora de servicios portuarios y logísticos J. R. Williams, Andrew Cooper, en diálogo con Altamar News.
Unos 20 a 25 de estos cruceros recalan en el puerto montevideano antes de iniciar en octubre la temporada en el Atlántico Sur, que reiteran al finalizar la misma, en marzo, cuando regresan a Europa. Este número representa la cuarta parte del total de los barcos de pasajeros que tocan puertos uruguayos en cada período, explicó.
En Montevideo realizan cambio de tripulantes y se aprovisionan de combustible y alimentos. En este esquema, el montevideano es el último puerto importante antes de arribar al argentino de Ushuaia, en el extremo sur de Sudamérica, que es el punto de partida y arribo de circuitos que incluyen la península Antártica e islas Malvinas, Georgias del Sur y Shetland.
El conflicto entre Supra y TCP «causó dificultades» logísticas e interfirió en que todos los cruceros antárticos recibieran en tiempo y forma los contenedores con enseres que normalmente ingresan a Montevideo a través de esa terminal especializada, señaló.
En esos casos, los contenedores debieron ser desembarcados en terminales de Buenos Aires o brasileñas, lo que obligó a J. R. Williams, por un tema ajeno a sus responsabilidades, a reconfigurar la logística de modo de asegurar la llegada de esos contenedores a Montevideo primero y a Ushuaia después, lo que alteró la ecuación de tiempos y costos, analizó Cooper.



