Aún no se ha determinado el monto total de las pérdidas económicas en el sector, aunque la actividad comienza a normalizarse en la Terminal Cuenca del Plata (TCP), tras el conflicto entre el socio mayoritario Katoen Natie y el Sindicato Único Portuario. Así lo señaló el presidente de la Asociación Uruguaya de Agentes de Carga (Audaca), Leonardo González, en diálogo con Altamar News.
El dirigente afirmó que “la situación es grave” y que las pérdidas, que ascienden a varios millones de dólares, fueron principalmente asumidas por los usuarios de los servicios —importadores y exportadores—, y en menor medida por los distintos actores de la cadena logística.
Estas pérdidas, agregó, se originaron por la sumatoria de diversos factores: costos adicionales de almacenaje extra, suministros de energía para contenedores de temperatura controlada y demoras operativas, entre otros.
A esto se suma que un número no determinado de tránsitos, que preveían utilizar la infraestructura del puerto de Montevideo para luego conectar con otros destinos de la región, debieron optar por descargar en puertos de Brasil o Argentina. La situación provocó que distintos actores de la cadena logística perdieran importantes volúmenes de negocio y rentabilidad debido a las cargas que no ingresaron por el puerto de la capital uruguaya.
«Si bien somos defensores de la negociación colectiva, no nos parece justo ni aceptable que por el conflicto de una empresa en particular se ponga en jaque a todo el ecosistema de la actividad portuaria y del comercio exterior uruguayo», analizó González. Esto además, erosionó la confiabilidad en el país, «lo que puede generar perjuicios a largo plazo», advirtió.
En ese sentido, González consideró que «debería existir una frontera» de forma que «las autoridades de Gobierno sepan dónde hay que poner el límite». Dijo que no se puede permitir que un conflicto genere tantos daños colaterales y a largo plazo. Situaciones como la que se dio causan daño en prácticamente todas las ramas de actividad del país, sentenció.
Explicó que el contexto que han venido enfrentando los agentes de carga es desafiante. La paralización no solo afectó a las empresas comerciales e industriales que necesitaban recibir la carga, insumos o productos químicos, lo que en algunos casos determinó que se interrumpieran procesos de producción, con las pérdidas que eso implica. Las exportaciones también se vieron afectadas, principalmente los productos perecederos, que no pudieron cumplir los compromisos comerciales.
El 27 de octubre la Audaca envió una comunicación a sus socios en la que enumeraba las omisiones de escalas de buques en el puerto de Montevideo debido al conflicto y que incluía: La misma citaba: «San Marco Maersk», «Brooklyn Bridge», «Sunny Phoenix», «MSC Adele», «Maersk Laguna», «Zim Baltimore», «MSC Aino», «Cap. San Tainaro» y «Seaspan Empire».
El entrevistado indicó que estos buques no realizaron escala en Montevideo debido a la situación de conflictividad. A éstos se suman otros barcos que no arriban por el congestionamiento en puertos brasileños o alguna situación puntual en Buenos Aires, que obligan a una corrección de los itinerarios. En estas situaciones, que también se dan en otros puertos, confluyen distintos factores como situaciones climáticas.
González aclaró que todos los cambios de ruta como la decisión de omisión o cancelación son adoptados por la casa matriz o la oficina de control comercial regional de la naviera. En todos los casos, son decisiones que toman ejecutivos de las compañías marítimas fuera de Uruguay.



