“El gran problema que hoy tiene la pesca para su continuidad es el acceso de los trabajadores al sector”, expresó el presidente de la Cámara de Armadores Pesqueros del Uruguay (CAPU), Ricardo Piñeiro, durante las “Jornadas Nacionales de Derecho Marítimo”.
El evento se realizó el miércoles 4, en Montevideo, con la cobertura exclusiva de Altamar News. El marco institucional para el desarrollo de la pesca industrial es “engorroso y netamente prohibicionista, cuando debería ser proactivo”, cuestionó el dirigente empresarial.
Para que una persona pueda trabajar a bordo, se requiere de una libreta de embarque y para acceder a la misma es necesario realizar un curso de seis semanas en la UTU. En estos momentos, no hay cupos disponibles hasta el año próximo, expuso. “Quien quiera trabajar en la pesca tiene que esperar porque hoy no puede acceder”, lamentó.
Ante esto, la CAPU planteó, sin éxito, que los trabajadores pudieran acceder a un curso corto que incluyera una prueba de natación y una instrucción básica realizada por un capitán, como se realiza en otros países.
Piñeiro, recordó que una empresa pesquera bajo su dirección, realizó en 2023 una convocatoria laboral. Las expectativas fueron que se presentaran entre 20 y 30 interesados pero, al cabo de una semana de publicar un anuncio en redes sociales el número se disparó a 852 postulantes.
Razonó que muchas de estas personas podrían haber encontrado un puesto en el sector que, además, necesita de esa fuerza laboral. “Hay mucha gente que necesita trabajar y puede tener un lugar en un sector que tiene necesidad de nuevos trabajadores”, lamentó.
Inclusive, en el área de la oficialidad se constata un envejecimiento, dijo. El promedio etario de capitanes y patrones de pesca supera los 55 años y hay casos de quienes continúan en actividad con 74.
Algo similar sucede con los maquinistas, agregó, por lo que “el gran problema es la renovación”. Explicó que la gremial ha insistido a la autoridad marítima que hay que buscar una solución que facilite el acceso del personal a la pesca industrial nacional que hoy dispone de 54 barcos operativos.
Informó que la falta de oficiales, en la tripulación, sobre todo en los maquinistas determina que se deba recurrir permanentemente a solicitar autorizaciones para que un oficial con menor grado pueda desempeñarse en uno superior. Aquí habría que flexibilizar la normativa para atender esa necesidad y mejorar la operativa, afirmó.
Otro desafío es el reconocimiento de títulos a oficiales extranjeros. Las demoras de los trámites para reconocer rápidamente los títulos de marinos de otros países que podrían suplir las carencias existentes, hacen que la burocracia impida una solución.
Piñeiro incluyó en la nómina de escollos que atentan con el normal desarrollo de la actividad pesquera y que genera preocupación desde hace mucho tiempo es el ineficiente sistema de inspecciones a los barcos por parte de la Dirección Registral y de Marina Mercante. Las naves de costa tienen una estadía en tierra de 24 horas, necesitan inspecciones y la falta de agilidad enlentece las autorizaciones para salir, describió.
También el Tribunal de Faltas fue mencionado como otro de los organismos que no está funcionando en forma adecuada. Esto genera que haya “laxa responsabilidad” en los deberes de patrones, capitanes y personal en general de los buques porque no hay sanciones cuando se comenten faltas a bordo.