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La creación de un Plan Nacional Pesquero donde se defina qué tipo de industria pesquera quiere y necesita Uruguay, constituye el eje de las propuestas programáticas del Partido Nacional para el sector de cara a las próximas elecciones que definirán la conducción del país a partir de 2025.

El documento reconoce que la flota está “avejentada” y el sector cada vez dispone de menos barcos, así como hay pesquerías que hace más de 10 años que no son explotadas como el atún, pez espada, anchoíta y pez limón, entre otras.

Señala que estudios internacionales valoran a nuestra zona de pesca en más de US$700 millones al año, mientras que hoy se exporta 120 millones.

El Plan Nacional Pesquero establece políticas de desarrollo del sector, tanto industrial como artesanal y semi industrial y consta de un trabajo de fondo sobre su estructura. “Tenemos que refundar el sector pesquero nacional para llevarlo al siglo XXI, donde el medio ambiente se fusiona con el manejo pesquero sustentable en sus máximos aprovechables”, anticipa.

Esa colectividad política propuso establecer un ámbito por fuera de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos que evitaría la función de “juez y parte” ejercida hasta la actualidad, con representación de los diferentes actores privados además de los ministerios de Ganadería, Agricultura y Pesca e Industria, Energía y Minería, para todo lo referido a la adjudicación de permisos de pesca, comercialización y promoción del sector.

El plan promueve la actualización de la normativa necesaria para modernizar los tipos de permisos de pesca a otorgar, e incentivar la inversión en desarrollo mediante la reglamentación del Fondo de Desarrollo Pesquero y Acuícola. Esto, permitiría obtener más recursos para poder estudiar nuestra biomasa marina con el fin de poder monitorear y regular el esfuerzo pesquero de los mismos, logrando llegar a un equilibrio. Investigación, modernización, flexibilidad, desarrollo e innovación, “serán nuestros valores” en ese ámbito, apuntó el compendio programático.

Se reconoce que la pesca artesanal es fuente de seguridad alimentaria, de trabajo y ruralidad con más de 10.000 familias involucradas en todo el país. Con este marco de referencia, se propone crear un nuevo plan de innovación y valor agregado mediante la capacitación, desarrollo e investigación, con el objetivo de que el sector pueda obtener más ingresos con los mismos productos, agregándole valor.