En el Día del Patrimonio, que se celebra el sábado 4 y domingo 5 en todo el país, la Liga Marítima Uruguaya abrirá, entre las 09:00 y las 12:00 hs., las puertas de su sede ubicada en la rambla 25 de Agosto 1825, al número 580, en Montevideo.
La institución fue fundada el 30 de septiembre de 1986 y su principal finalidad es contribuir al engrandecimiento de la conciencia marítima nacional para lo que desarrolla conferencias, encuentros académicos y edición de libros que se relacionan a los intereses marítimos nacionales.
La institución se aloja en una casa de dos plantas conocida como «Museo Casa de los Ximénez» que, en 1975, fue declarada Monumento Histórico Nacional.
Allí residió Manuel Antonio Ximénez y Gómez y su numerosa familia. El edificio, ubicado frente a Las Bóvedas, conforma junto a otras construcciones linderas, un conjunto testimonial de la arquitectura civil de la colonia.
Además de la Liga Marítima, las instalaciones de la casa albergan a la Academia de Historia Marítima y Fluvial y el taller de investigación, conservación y restauración, y también los depósitos del Museo Histórico Nacional.

¿Quién fue Manuel Antonio Ximénez y Gómez?
Manuel Antonio Ximénez y Gómez fue un comerciante español que nació en 1776 en Huelva y a los 17 años emigró al Río de la Plata.
Su vida estuvo marcada por acontecimientos significativos: a los nueve años, el suroeste de España sufrió las consecuencias del terrible “terremoto de Lisboa” de 1755, causado por la falla geológica Azores-Gibraltar. El mismo duró seis minutos, con una magnitud de 8,5 en la escala de Richter, lo que generó un tsunami que devastó Lisboa.
Además, Manuel Antonio nació en medio de la guerra entre España e Inglaterra, que luego se alió con Francia, creando un entorno hostil para que un joven pudiera vivir y prosperar sin ser el hijo mayor. Las razones de su aventura transoceánica probablemente estuvieron motivadas por la intensa actividad marítima en su puerto adoptivo.
Su primer hogar se ubicó en Las Piedras, Canelones, en 1793. Se casó el 22 de octubre de 1796, según registros eclesiásticos de Guadalupe de Canelones, con Margarita Rodríguez y Calleros, nacida allí en 1782 y que tenía solo 14 años. Lo acompañaría toda su vida hasta su fallecimiento en 1819, tras haber concebido 13 hijos.
En 1821 se casó nuevamente con Juana Francisca Benita de la Puente, una criolla de 23 años, con quien tuvo ocho hijos más, el último nacido en 1838, cuando Manuel tenía 62 años.
La casa recibió huéspedes ilustres, entre ellos el canónigo Mastai Ferretti, posteriormente el Papa Pío IX, acompañado por el arzobispo Muzzi en misión apostólica a Chile. Llegaron a Montevideo el 1.º de enero de 1824 a bordo del bergantín francés «Heloísa», forzados por el mal tiempo, y permanecieron dos días.
El 30 de octubre de ese mismo año regresaron a Montevideo, donde se alojaron casi tres meses en la casa de Ximénez antes de partir hacia Europa el 18 de febrero de 1825.
También se hospedó allí el Duque de Saldanha, capitán general de Río Grande del Sur (1821) y ministro de Guerra de Portugal (1827), entre otros.
Manuel Antonio Ximénez y Gómez falleció en 1844 a los 68 años, dejando 21 hijos.
La casa
Manuel Antonio compró la primera parcela de terreno a doña María Ángela Farías en 1809, a los 33 años, pero no fue hasta 1821 que adquirió las dos parcelas contiguas que conforman la superficie total actual. La casa familiar se construyó probablemente entre 1821 y 1825. En ese momento tenía 41 años y llevaba casi tres décadas viviendo en el país.
El terreno mide 1.054 m², con pendiente pronunciada, padrón 3.303 de la Intendencia de Montevideo, y un frente de 24 m., o 29 varas coloniales, orientado al NNO, construido con materiales nobles que han permitido que conserve su digna habitabilidad más de 200 años después.
Entre 1963 y 1971 se le realizaron importantes tareas de mantenimiento a cargo del arquitecto Rogelio Fusco y del profesor Juan Pivel Devoto. La misma fue expropiada en 1946 y en la actualidad pertenece al Ministerio de Educación y Cultura.
La planta se organiza alrededor de dos grandes patios; el área construida de aproximadamente 24 x 47 m. permite rodearlos completamente con habitaciones en sus cuatro lados. En la fachada se observan algunas novedades: las aberturas son dinteladas, sin arcos escarzanos típicos de la arquitectura colonial civil, y se caracteriza por su gran sobriedad.
En la planta baja, las ventanas fueron transformadas en puertas, excepto una que aún conserva su reja colonial original de hierro de sección circular con el típico “rizo”. En el amplio zaguán o vestíbulo se encuentran dos habitaciones y lo que probablemente era un área de recepción.
Desde allí, mediante escalones, se accede al primer patio, que albergaba la recepción, la capilla y oratorio, el comedor y los dormitorios familiares. El segundo patio incluía dependencias de servicio, depósitos y galpones. Posteriormente, se construyó un espacio con fines defensivos, que hoy es el “Salón de los Fundadores” de la institución.
En el primer patio, además, existía una cisterna de agua dulce excavada en la roca, alimentada por uno de los primeros manantiales de Montevideo. En ese punto se puede observar el mirador, que no está habilitado al público, que permitía vigilar la llegada de los barcos que podían fondear casi frente a la casa y también servía como espacio de recreo para la familia.