Puerto de La Paloma | Foto: Altamar News
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En los artículos anteriores, Cómo avanzar para una transformación del sector pesquero y Algunos temas para iniciar acuerdos y políticas de largo alcance en el sector pesquero, hemos tratado temas que entendemos que pueden ser parte de un debate y un consenso entre los actores del sector pesquero para avanzar en un desarrollo a largo plazo. Hoy queremos intercambiar algunas ideas relacionadas con la infraestructura. 

Según la Real Academia, infraestructura es el “conjunto de elementos, dotaciones o servicios necesarios para el buen funcionamiento de un país, de una ciudad o de una organización cualquiera”. 

Generar una adecuada infraestructura para el sector pesquero de nuestro país, implica no solo establecer un diseño acorde a la dinámica de nuestras pesquerías actuales y futuras, sino también su fuente de financiamiento. Es aquí donde el rol del Estado adquiere una importancia medular.

Nos vamos a referir a algunos elementos de infraestructura que entendemos fundamentales para una transformación del sector pesquero.

Puertos

El puerto Capurro, con capacidad de atraque y servicios pesqueros, ha generado un cambio importante en las posibilidades de desarrollo del sector. Esta terminal permite concentrar las actividades pesqueras, tener cierta proyección a futuro y agregar nuevos servicios a la flota, ofrece mayor seguridad y una infraestructura adecuada a la pesca industrial. 

Si bien esto ha sido un paso enorme para el desarrollo del sector, existen dos aspectos más que deberían ser considerados: la descentralización de Montevideo y el abordaje de la pesca artesanal

En relación con el primer punto, el puerto de La Paloma, en nuestra costa Atlántica, supo ser el segundo puerto pesquero del país. Sin embargo, hoy se encuentra en condiciones que no lo hacen operativo. 

Por su ubicación geográfica, este puerto, si se le dota de la infraestructura necesaria, sería muy importante para el crecimiento a futuro del sector, si pensamos en la incorporación de más barcos, desarrollo de nuevas pesquerías y, particularmente, si se logra un relanzamiento de las pesquerías de anchoíta, atún y sus especies afines (pez espada). 

Por su parte, la pesca artesanal se ha ido transformando y hoy es un actor relevante en el suministro de materia prima a las plantas pesqueras. Las condiciones y capacidades de la flota artesanal que opera en el área atlántica y parte del Río de la Plata requieren cambios en los sitios de desembarco. 

Los volúmenes de captura y desembarque, así como las dimensiones de las embarcaciones, requieren una adecuada manipulación, que debe realizarse en instalaciones portuarias con determinados estándares. Considerando las exigencias de las autoridades sanitarias de diversos mercados, sólo tres sitios cumplen hoy con las condiciones básicas: Piriápolis, Punta del Este y La Paloma

Barcos

En la actualidad, la flota nacional tiene alrededor de 54 barcos, de los cuales 33 se dedican al arrastre costero, casi en su totalidad, en modalidad de arrastre a la pareja. Según todos los informes existentes esta flota está totalmente obsoleta, con barcos muy antiguos y en muchos casos con problemas de mantenimiento

La necesidad de renovar esta flota no debería generar controversia, lo que sí puede estar en debate son las características generales de los barcos nuevos. Lo que también se debería considerar es la forma en que esta renovación se puede llevar a cabo. 

¿Quién financia la misma? ¿De qué forma lo hace? ¿Por qué se hace? Algunas estimaciones consideran que el costo por barco, en astilleros nacionales, podría demandar US$ 1 millón, lo que implicaría que la renovación de los barcos de arrastre costero supere los US$ 30 millones

Un financiamiento por parte del Estado, o por parte de organismos internacionales con tasas mínimas, permitiría, como lo ha hecho la transformación de Capurro, generar un cambio significativo en el sector. No solo en la captura, calidad del producto y condiciones de vida a bordo de los tripulantes, sino también en el sector de la construcción naval de nuestro país. 

Una política en este sentido tiene que estar estrechamente acompañada con un fuerte compromiso de las empresas pesqueras y de un aumento en las capacidades del sector de la construcción naval. 

Estas nuevas unidades pesqueras permitirían bajar los costos operativos, ahorrando en combustible y derivados, por contar con motores nuevos y modernos, y en costos de mantenimiento. A la vez, sus mejores instalaciones de almacenaje y conservación implicarían un aumento en la calidad del producto. 

Además, se lograría una mejora en las condiciones de trabajo y la calidad de vida de los tripulantes. Una propuesta de renovación de flota debe ser acompañada por un nuevo reordenamiento pesquero, promoviendo que el Estado analice la posibilidad de una nueva distribución de los permisos, impulsando la explotación de especies no tradicionales

Plantas

Los establecimientos en tierra son un fiel reflejo de la situación que atraviesa el sector hace ya varios años. Con la transformación de la flota merlucera en barcos congeladores y/o factoría, el suministro de esta especie hacia las plantas ha desaparecido.

La magra actividad, muy zafral por cierto, es generada a partir de materia prima suministrada por la flota costera industrial y la flota artesanal, dedicándose casi en exclusividad a la producción de pescado entero congelado en bloques, exportados hacia África, China y Brasil.

Si bien las mejoras de la infraestructura en este eslabón del sector recaen básicamente en la inversión realizada por privados, es el Estado, en su rol de promotor, quien debe brindar las condiciones necesarias para la creación de oportunidades de negocio mediante la apertura de mercados, mantenimiento del estatus sanitario y concreción de acuerdos arancelarios.

La modernización de los establecimientos en tierra, la diversificación de productos y mercados, así como la incorporación de tecnología será básicamente consecuencia de los cambios positivos que se puedan encauzar en la fase de producción primaria de la actividad.

Investigación, gestión y control

Estos tres elementos (investigación, gestión y control) constituyen las acciones que hoy tiene como competencia el Estado, a través de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), para dar cumplimiento a la conservación, la ordenación, el desarrollo sostenible y el aprovechamiento responsable de los recursos hidrobiológicos y los ecosistemas que los contienen, de acuerdo a la Ley núm. 19.175. Para poder ejercer estas acciones se requiere una infraestructura que, hoy en día, se encuentra muy mermada.

La situación presupuestal y el número de funcionarios que tiene la Dinara/MGAP es totalmente insuficiente para poder llevar a cabo las tareas. Es imprescindible recomponer toda la estructura funcional y adecuar la institución para poder estar a la altura de un sector con las demandas a nivel nacional e internacional, que tiene el sector pesquero. 

Si pretendemos crecer o simplemente mantener al sector, debemos hacer una apuesta también a la infraestructura de la institución del Estado que tiene las competencias para la investigación, gestión y control. Debemos darle la importancia que requiere y las herramientas para llevar adelante su tarea. 

Además de los funcionarios, su capacitación y las posibilidades de acceder a las diferentes instancias nacionales e internacionales de la actividad, se debe de considerar la situación de las instalaciones de trabajo, equipamientos, particularmente del barco de investigación oceanográfico/pesquero, al día de hoy inexistente. 

El Estado debe planificar una inversión a largo plazo, coordinar y concordar con los actores del sector, para generar compromisos de todos en la mejora de la infraestructura, en su modernización, cuidado y en la inversión que cada uno deba y pueda realizar. 

No es solo el dinero que deberá venir del sector público y privado, es también el conocimiento y la experiencia, que son fundamentales, y que deben ser aportes de todos los actores, particularmente de los trabajadores.


Sobre los columnistas

Andrés Domingo. Científico uruguayo con experiencia en gestión de pesquerías.

Santiago Díaz. Veterinario, especialista en inocuidad y tecnología de productos pesqueros.

Sergio Colo. Patrón de pesca y dirigente gremial.


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