La presidenta del Centro de Navegación (Cennave), Mónica Ageitos, reseñó los factores que influyen en el nivel de competitividad de los puertos durante el desarrollo de las “Jornadas Nacionales de Derecho Marítimo” que tuvo lugar el miércoles 4, en Montevideo, con cobertura de Altamar News.
La directiva analizó que a la hora de hablar de competitividad no siempre se abordan únicamente los costos, debido a que hay muchos factores que condicionan la competitividad de un puerto y lo hacen elegible. Ellos son: la ubicación geográfica, accesibilidad marítima y terrestre, infraestructura, eficacia y eficiencia de los servicios portuarios y aptitud y motivación de la mano de obra portuaria. Además, citó la eficiencia de los servicios de control, confiabilidad del puerto, seguridad de las mercancías y los pasajeros, regulaciones ambientales, precio de los servicios portuarios.
En primer lugar, citó la ubicación geográfica. Si el puerto se encuentra en medio de una importante ruta marítima, tendrá más posibilidades de ser competitivo. También si está situado próximo a grandes centros de producción o consumo. Es el caso del puerto de Montevideo, está ubicado en la puerta de entrada al Mercosur y a la hidrovía Paraguay-Paraná.
La accesibilidad marítima y terrestre fue otro factor considerado. La expositora señaló que los canales de acceso al puerto deben de estar dragados y con el correspondiente mantenimiento que garantice la entrada y salida segura para los buques. Del mismo modo, la zona de influencia terrestre debe estar acorde para, de esta forma, generar las mejores conexiones viales con todos los nodos de la cadena logística.
En tercer lugar, citó la infraestructura de un puerto como fundamental para establecer qué tan competitivo es. Los canales de navegación dragados y con mantenimiento deben estar acompasados con las líneas de atraque, explanadas y terminales adecuadas al tráfico atendido. En este punto, Ageitos destacó que la Administración Nacional de Puertos comenzó con la profundización a -14 metros del canal de Acceso al puerto montevideano.
También citó la eficacia y eficiencia de los servicios portuarios. La disponibilidad, la velocidad, el costo y la confiabilidad normalmente son los atributos que más se valoran en todos los servicios portuarios, dijo. Sobre el particular, reconoció que la Ley de Puertos fue “fundamental” para dotar a Montevideo de operadores privados eficientes y de inversiones extranjeras de porte.
Expresó que la aptitud y motivación de la mano de obra portuaria también es relevante en el esquema. Dijo que a pesar de la reciente tendencia a la automatización y el uso de la robótica, contar con recursos humanos capaces y motivados sigue siendo un factor de competitividad en toda industria.
Analizó que la eficiencia de los servicios de control que realiza la Aduana, con análisis de riesgo puede influenciar, e incluso condicionar la competitividad de un puerto. Los controles exacerbados y poco efectivos han determinado que la carga cambie de puerto, advirtió. En el caso de Montevideo, donde próximamente serán incorporados tres escáneres, el Cennave acordó con las autoridades el envío de información anticipada para que se pueda realizar un correcto análisis del riesgo.
La confiabilidad del puerto se trata del atributo más valorado por los clientes, inclusive por encima de la velocidad. Aquí, el factor determinante es la estabilidad socioeconómica, que incluye previsibilidad y conflictividad, afirmó.
Respecto a la seguridad de las mercancías y los pasajeros confió que la autoridad portuaria debe liderar la implementación de planes de seguridad que involucren y contemplen a las cargas y a todos los actores de la comunidad portuaria.
En materia de regulaciones medioambientales, indicó que los puertos deben contar con una política ambiental definida enfocada en adoptar e implementar medidas necesarias para minimizar los impactos ambientales que puedan ocasionarse en las operaciones portuarias en general.
El precio de los servicios portuarios es un factor de competitividad muy importante, aseveró, sin embargo, normalmente es menos valorado por los clientes que otros atributos como la confiabilidad, disponibilidad y velocidad. Esto depende del tipo de mercadería y el valor de mercado de la misma. En tal sentido, sostuvo que el valor puede ser determinante para los contenedores en transbordo. Aquí, Ageitos reiteró que el puerto montevideano es tránsito dependiente.
Alrededor de 64% de los contenedores llenos que pasan por ese recinto vienen y van de terceros países. “No se puede pensar que se nos pueda comparar con puertos donde su capacidad de cargas cautivas les da su volumen por sí solo para ser atractivos o para estar dentro de un segmento logístico”, explicó.
Desafíos de los puertos en el mundo
A continuación, abordó los desafíos de los puertos en el mundo. Las tendencias globales refieren a la incertidumbre sobre el futuro de algunos recintos portuarios que generan las nuevas regulaciones medioambientales, las transformaciones energéticas y todo lo relacionado con las energías limpias y el reciclaje, las innovaciones tecnológicas y las relacionadas con la seguridad.
Agregó que la industria naval y el transporte marítimo deben adaptar sus modelos productivos a las nuevas exigencias climáticas implantadas en los acuerdos internacionales, utilizando carburantes con muy bajo nivel de azufre y otras alternativas como biodiesel y bioetanol y gas natural líquido. El barco eléctrico apunta hacia una posible gran revolución del sector, aunque su aplicación es muy compleja, por ahora, y los puertos deberán estar preparados para estas energías.
Describió que en los principales puertos del mundo, ya existe una agenda 2030 y hasta 2050 en lo que se refiere a “emisiones cero”, que incorporan nuevas tecnologías energéticas como el hidrógeno, incluso trabajando con otras alternativas energéticas como la fotovoltaicas y eólica que responden al enfoque hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Añadió que es de vital importancia para el sector la capacitación continua a fin de que los recursos humanos se adapten a las nuevas tendencias emergentes: avances tecnológicos, digitalización, impacto climático, sostenibilidad, entre otros.